Por Esther Aguirre
El Teatro Real es un baúl de tesoros”. Así es como lo define la nueva directora de Comunicación y Relaciones Informativas de esta institución, Concha Barrigós, una veterana periodista en el ámbito de la cultura que acaba de asumir este apasionante desafío.
Barrigós llega al Real procedente de la Agencia EFE -donde ha ocupado durante años puestos de responsabilidad, entre ellos en los departamentos de Cultura y Sociedad-, con la idea de proyectar al máximo la actividad de este centro y reforzar su imagen de referente en el mundo como uno de los principales teatros de ópera.
En esta delicada situación derivada del coronavirus, Barrigós asegura que el Teatro Real quiere dar ejemplo y demostrar que el acceso a su actividad cultural es posible también durante una emergencia sanitaria, adoptando medidas más estrictas y corrigiendo cualquier deficiencia que se pudiera detectar.
Y lo hace en un momento especialmente complicado por la pandemia, pero con la firme voluntad de seguir adelante con un proyecto ilusionante y con la tranquilidad que da el hecho de que esta institución pública ha dedicado “mucha inversión y esfuerzo en contribuir a una cultura segura”.
Destaca que no hubo “ningún contagiado” entre los 124.000 espectadores que asistieron este verano a festivales y teatros en Madrid e insiste en que la cultura es segura porque “los responsables de que sea así se han jugado mucho y se juegan su futuro en ello”.
RESPETO, DIGNIDAD Y DELICADEZA
A la pregunta de qué habría que mejorar en este sector, Barrigós lo tiene claro y recurre a las palabras del escritor Eloy Tizón para señalar que “a la cultura hay que darle el lugar que se merece y que, aunque no sea el primero, sí merece ser tratada con respecto, dignidad y delicadeza”. ”La Cultura es un bien de primera necesidad y se ha demostrado durante el confinamiento”, sentencia.
Por ello, la nueva responsable de Comunicación del Real considera “indispensable” un plan de ayudas específicas que revitalice y evite el deterioro de un sector, el de la cultura, tradicionalmente “muy frágil”, a pesar de que, en su opinión, “es el nervio de la nación y sin ella el progreso no existe”.
Concha Barrigós es doctora en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y era, hasta su incorporación al Teatro Real, redactora jefe de la Agencia EFE, donde ha ocupado numerosos puestos de responsabilidad en las secciones de Cultura y Espectáculos, y en la de Sociedad, Ciencia y Futuro.
Rigurosa y solvente son algunos de los calificativos con los que se puede definir a esta profesional, que puede presumir de haber entrevistado a las principales personalidades del mundo de la cultura a lo largo de la última década, en la que se encargó de toda la información referida a Artes Escénicas y Música Clásica.
Muy vinculada desde hace años a la universidad, ha sido profesora en las de Antonio de Nebrija y Carlos III, así como ponente en numerosos seminarios en la Universidad Complutense y en la Fundación Alternativas, Fundación Santillana y Montemadrid. También ha representado a España en congresos internacionales, como la World Journalist Conference de Seúl.
Igualmente es miembro del jurado de Premios como el Cervantes o nacionales como los de Ensayo, Arquitectura o Literatura Infantil, y tiene la Cruz Blanca de la Orden del Mérito de Plan Nacional de Drogas, el galardón Fecyt de Difusión de la Ciencia o el de “No violencia contra las mujeres”, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
Una trayectoria envidiable que se completa ahora con su reciente nombramiento como directora de Comunicación del Teatro Real, uno de los referentes de la cultura en el mundo por antonomasia, que queda ahora en las mejores manos, las de Concha Barrigós, a la que deseamos desde EFE muchísima suerte en esta nueva etapa.
A continuación, la entrevista completa:
P.- ¿Algún secreto confesable que esconda el Real?
R.- El Real es un baúl de tesoros. Ni más ni menos
P.- ¿Cuáles son los retos del Teatro Real?
R.- El principal es proyectar al máximo la actividad del Real y contribuir a reforzar su imagen de referente en el mundo como uno de los principales teatros de ópera.
Este teatro, una institución pública patrimonio de todos los ciudadanos, está comprometido con la Cultura como su razón de ser y ahora lo está igualmente en facilitar el disfrute seguro en todas las actividades que organiza, tanto para el público como para los empleados y los trabajadores.
P.- ¿Qué dificultades añade en estos momentos la crisis del coronavirus?
R.- Antes de la pandemia las cifras de ocupación del Teatro Real eran muy altas. Oscilaban entre el 90 y el 95% del aforo. En el momento en que decidió ser el primer gran teatro que reabría tras el confinamiento, la Comunidad de Madrid permitía una ocupación del 50% y así se hizo en la reapertura en julio con La traviata, de la que se ofrecieron 27 funciones. Luego se autorizó el 75% de ocupación en el global de la sala, pero el teatro decidió no superar el 65%.
El teatro decidió ser pionero en la reanudación de la actividad y los pioneros siempre corren más riesgos porque exploran terrenos nuevos. A partir del incidente que obligó a la suspensión de una función, decidió incorporar una nueva medida: que el porcentaje total de ocupación no lo fuera en el global del teatro sino para cada zona.
El incidente nos ha permitido aprender como institución y también extraer lecciones que benefician a otras instituciones: la Comunidad de Madrid ha cambiado sus reglas a partir de nuestra experiencia.
P.- Y si nos confinan del todo ¿qué planes tiene el teatro?
R.- Hay planes organizativos para casi cualquier contingencia pero hay que ir paso a paso y adaptándonos lo mejor posible a cada nueva circunstancia. En el confinamiento ya demostró su vocación de servicio con la cultura con MyOperaPlayer.
P.- ¿Qué destacarías de lo que va a ofrecer el Real en los próximos meses?
R.- Lo más importante es su decidida voluntad de seguir adelante porque el Real ha dedicado mucha inversión y esfuerzo a contribuir a una Cultura segura. Hemos fijado reglas más estrictas para garantizar un disfrute seguro de los espectáculos.
Hay que recordar que 124.000 espectadores que han pasado este verano por festivales y actividades culturales públicas en Madrid no ha habido ninguno contagiado. Hay que decirlo muchas veces: la Cultura es segura, porque los responsables de que así sea se han jugado y se juegan su futuro en ello.
Cualquier título de ópera, concierto o actividad cultural de la temporada 20/21 del Real es absolutamente recomendable pero destacaría estrenos como “Rusalka”, “Viva la mamma”, “Lessons in love and violence”, “Peter Grimes”, “Tosca” o el concierto de Javier Camarena.
P.- ¿Cómo está afectando la crisis del coronavirus a la Cultura?
R.- Quizá sea el sector más afectado pero no aparece nunca mencionado. Se toman medidas tan discutibles como reducir el aforo de las salas en Galicia a 60 personas o en Valladolid a 25…
¿Quién toma esa decisión? ¿En base a qué criterio? Claramente, eso supone cerrar de facto los teatros. Los artistas y los técnicos están en una situación agónica y eso a pesar de que no ha habido un solo brote en ninguno de esos sitios.
P.- En líneas generales, y fuera de la crisis, ¿cuáles son los problemas que tiene el mundo del teatro y de las artes escénicas en España?
R.- Solo recordar unos datos: el sector cultural estima que ha perdido ya el 36,5% de los ingresos del año; un 78% de los encuestados para el Observatorio de la Cultura creen que no van a poder reanudar su actividad antes del tercer trimestre y el 44% del sector privado ha presentado ERTE u otros ajustes laborales.
P.- ¿Qué crees que hay que mejorar?
R.- Ya lo decía Eloy Tizón: a la cultura hay que darle el lugar que se merece y aunque no sea lo primero si merece ser tratada con respeto, dignidad y delicadeza. Debe tener un apoyo decidido y sin fisuras que acabe con la precariedad. La cultura es un bien de primera necesidad y se ha demostrado durante el confinamiento.
P.- Se avecina una grave crisis económica, ¿qué se puede hacer para revitalizar el sector de la Cultura?
R.- La cultura es un sector muy frágil. Haya o no haya crisis económica, es indispensable un plan de ayudas específicas, que no tiene nada que ver con la caricatura que se hace de eso en muchas ocasiones. La cultura es “el nervio” de la nación y sin ella el progreso no es posible.
P.- ¿Crees que hay alguna actuación urgente que deberían llevar a cabo las administraciones públicas para atajar la crisis?
R.- Lo que el sector reclama desde hace mucho y que se ha revelado urgente y prioritario con la pandemia: un plan de choque que recupere un tejido muy dañado e impida que se siga deteriorando.
P.-¿Echas de menos estar al pie de la noticia?
R.- Aquí se está al pie de la noticia en todo momento. Además, “ser” un periodista de EFE imprime carácter, es casi un estado mental, un estar alerta que te acompaña estés donde estés y hagas lo que hagas.