No le gusta el periodismo tranquilo, nunca se planteó otra cosa que no fuera esta profesión, en EFE ha pasado por delegaciones internacionales y nacionales, televisión, teletexto, ha sido testigo del 11-M y cree que las redes sociales son como un arma de fuego, “cuyo peligro, por sí sola, es cero” pero su problema radica en “cómo se manejan”.
Ella es Sabela Bello. Desde el año 2019 es delegada de la Agencia EFE en Venezuela.
Sus comienzos en el periodismo fueron haciendo prácticas de verano en el departamento de Radio de EFE en 1993. Posteriormente, pasó por el extinto Teletexto, y desde ahí, tuvo “la suerte” de trabajar en muchos otros departamentos y delegaciones.
Véase, entre otros, Archivo Gráfico, Delegación de Tenerife, Delegación de Zaragoza, Archivo Literario, Televisión, Política, Reportajes, Internacional (El Salvador, Nicaragua y Venezuela).
Actualmente, como delegada en Venezuela, su trabajo consiste en hacer casi de todo, desde la organización y dirección del trabajo editorial, hasta gestiones administrativas, pasando por reuniones en bancos, embajadas, instituciones del Estado, resolver cualquier tipo de conflicto en la delegación, comunicarse con los diferentes departamentos en Madrid, dependiendo de cuál sea el asunto a tratar, etc.
“Y, por supuesto, labores periodísticas, aunque me queda mucho menos tiempo para estas tareas del que me gustaría”, reconoce.
Venezuela y sus dificultades
Unas labores periodísticas no fáciles de lograr en un país no exento de dificultades.
“Conseguir superar una jornada sin sobresaltos más o menos cotidianos es misión imposible. Es fácil que, en el momento más inoportuno, se vaya la luz o se corte la conexión a internet, o no hay agua en varios días. Es el país de las sorpresas, donde el 90 % del tiempo pasa algo que ´desordena´ la agenda, algo para lo que el periodista está preparado por naturaleza, pero lo de Venezuela supera las expectativas más altas”, revela en conversación con EFE.
“Al margen de esto -muy largo de explicar- está la carga de ejercer la profesión bajo la mirada constante de las autoridades, los controles permanentes, la vigilancia, la ausencia de información oficial, las amenazas veladas (o no tanto) por diferentes vías, etc. No obstante, todo esto es algo que asumo como “normal” y no me preocupa ni me asusta lo más mínimo. Agotan mucho más los problemas comunes del día a día”, remarca.
Como detalle sobre su vida en dicho país, se queda con la “desesperación de la escasez de combustible en Venezuela” algo que la llevó, “en plena pandemia”, a ir a una “favela a comprar gasolina `bachaqueada` en garrafas (revendida por un elevado precio), para poder salir a coberturas. Aquella negociación fue, además de peligrosa, surrealista. Quizás duró una hora todo el periplo, desde que salí de mi casa, hasta que volví con la gasolina, pero se me hizo eterno”, narra.
Pese a todo, lo “mejor de estar en una delegación es todo aquello que conlleva conocer otro país, su gente, sus características, su realidad -muchas veces distorsionada desde fuera-, su sistema político, las similitudes y diferencias con otros, etc.”.
Como dice el refrán, “sarna con gusto, no pica” y Sabela Bello reconoce que no le gusta el periodismo “tranquilo”, aunque “a veces lo echo de menos, pero sé que si volviera, me cansaría pronto. Me gusta informar sobre política y temas de conflicto de todo tipo, ya sean los que surgen en la calle, con protestas antigubernamentales, bandas criminales (maras, pandillas…), asaltos a instituciones, etc., o los que se desarrollan en un despacho, como negociaciones de paz, crisis diplomáticas, o los interminables diálogos latinoamericanos, entre otros”.
El periodismo y solo el periodismo
A ello se suma que “siempre” tuvo claro que se quería dedicar al periodismo.
“Nunca me planteé otra carrera como primera opción. Al terminar periodismo, estudié Psicología, pero no con la intención de dedicarme a ello, sino porque siempre me ha gustado estudiar y quería continuar mientras el trabajo me lo permitiera”, precisa.
Una profesión que le ha permitido cubrir y ser testigo del 11-M y que fuera de España le ha llevado a “cubrir historias duras y complejas”.
Pero, subraya, “ninguna me impresionó y me llegó tanto como la del 11-M. Es cierto que cuando hay víctimas, no hay distinción, pero es innegable que, cuando ocurre algo así ´en casa´, es inevitable sentirlo de diferente manera que cuando no toca de cerca. Decir lo contrario sería como decir que se siente igual la muerte de un familiar de un compañero que la de uno propio. Y fuera de España, las protestas de Nicaragua de 2018 fueron especialmente duras en todos los sentidos. Nicaragua debería ser portada a diario, desde entonces hasta hoy. Sé que es imposible, por varias razones, pero debería ser mucho más visible a los ojos del mundo”.
Sobre EFE, donde ya lleva 30 años, comparte que le aporta un aprendizaje constante y la oportunidad de tener una “vida nómada”, con todo lo que eso conlleva: conocer diferentes culturas y contarlas, “descubrir mi capacidad de adaptación a cualquier escenario, vivir situaciones tan dispares como increíbles, a veces divertidas e interesantes, y a veces arriesgadas. Son varios los balances que he hecho al final de cada una de mis etapas (departamentos, delegaciones, países…) en EFE y la conclusión es siempre la misma: me quedo con todo, con lo bueno y lo malo. Lo bueno se disfruta y de lo malo se aprende, así que de esta manera voy cargando la mochila”.
Redes sociales e Inteligencia Artificial
Con relación a la información falsa, las redes sociales y la Inteligencia Artificial (IA), hoy por hoy asuntos candentes en el ejercicio del periodismo, tiene claro que las redes sociales son como un arma de fuego “cuyo peligro, por sí sola, es cero. El peligro está en cómo se manejan, algo muy difícil de controlar, al ser un recurso que está al alcance de todos sin apenas límites. Para el periodismo, son -sobre todo en países como Venezuela- una fuente (que siempre hay que contrastar, claro), pero también un medio para agredir y para manipular”.
“Si se usan de manera adecuada, tienen una utilidad casi infinita; si se usan mal, se nos pueden volver en contra”, asevera convencida.
Con relación a la información falsa, dice que “afecta de manera muy negativa, sin duda alguna. Sigue existiendo un público que se queda con lo primero que lee, ve o escucha, sin pensar que puede ser falso, y lo da por verdad absoluta, que, además, replica en sus redes”.
¿La Inteligencia Artificial? Eso ya es otra cosa.
“Para que nos afecte, debe evolucionar mucho, puesto que la IA no tiene la fórmula de la inmediatez que requiere el periodismo puro y duro. Para que la IA -tal y como está planteada a día de hoy- pueda brindar una determinada información, antes debe haberla registrado alguien, y para que se pueda registrar, el periodista debe haber contado la noticia en el momento que se produce, algo inviable para la AI…de momento. Además, un periodista siempre cuenta con una agenda de fuentes a las que recurrir, de inmediato, según la necesidad. Esto no lo puede suplir la IA, tal y como está planteada a la fecha. Habrá que ver cómo evoluciona”, asevera.
Y es que un buen periodista, para Bello, “debe tener capacidad de análisis, no confiar en la primera fuente que se le ponga enfrente, conocer muy bien el área en la que se mueve, mantener la curiosidad constante, ser un gran lector (no solo de noticias), tener inquietudes, tener una buena agenda y -algo muy importante- entender que el secreto profesional es inviolable. Parecen todas cuestiones obvias, como decir que un periodista tiene que conocer la ortografía o la gramática como la palma de su mano, pero, lamentablemente, no siempre ocurre”.
Pero, ante todo, hay que tener claro que el éxito en el periodismo “es tan efímero como las propias noticias, así que cada uno debe entenderlo según considere. Si el éxito es ganar un Pulitzer, los exitosos son una minoría. Para mí, el éxito es superar los retos que nos plantea cada día y que nos planteamos nosotros mismos. En definitiva, ir a dormir por la noche con la sensación de haber hecho un buen trabajo, más allá de sí, alguien me ha felicitado o premiado por ello o no”.