Cómo se cubre una guerra, cómo se informa de manera veraz, cómo se evita caer en el morbo a la hora de narrar la tragedia, cómo se muestra el dolor y la destrucción, qué siente el periodista, etc. etc. han sido analizados en un coloquio sobre periodismo de guerra, dentro del máster en Periodismo de Agencia que imparte la Universidad Carlos III y la Agencia EFE.
En el aula del máster en EFE las periodistas de la casa Lourdes Velasco y María Traspaderne y desde Catar el fotoperiodista de EFE Guatemala Esteban Biba, que han cubierto la guerra en Ucrania, han dado una clase magistral a los alumnos, en la que se ha analizado desde que lleva a un periodista a cubrir un conflicto, cómo se desenvuelve al llegar al país en guerra, cómo informa, cómo busca las fuentes, cómo transmite esa información, sin dejar a un lado la parte logística, desde buscar la comida, el alojamiento, el desplazamiento, etc.
Los tres han coincidido en que les llevó el deseo de contar al mundo que ocurre en un país en guerra, mostrar la vida diaria de sus habitantes, ir a algo más que a narrar sólo lo que ocurre en el frente, ya de por sí duro y trágico.
PERIODISTAS ÉTICOS Y CON MUCHA HUMANIDAD
Esteban Biba ha manifestado que se requieren periodistas con mucha humanidad, que huyan del morbo, ya que se puede contar lo que ocurre sin mostrar en primer plano la sangre y que el dolor se puede narrar sin dañar la dignidad de las personas, de una población que sufre.
“En una guerra se necesitan periodistas éticos y humanos, que miren a las personas a los ojos para contar su historia, su tragedia, al mundo, ha manifestado.
Una tragedia que no sólo ha mostrado en los ojos de ucranianos desesperados tras caerles bombas, en las casas y hospitales destruidos y en cementerios improvisados con decenas de cruces sobre otros tantos enterramientos, también ya lo hizo en los ojos de los inmigrantes hondureños que en caravana atravesaban Guatemala en su camino hacía Estados Unidos, fotos que dieron la vuelta al mundo.
María Traspaderne, actual delegada en EFE en Rabat, se ha referido a la importancia de contar aspecto como, por ejemplo, qué sucede con la agricultura, cómo puede afectar a la economía de un país ya en guerra y, en el caso de Ucrania, uno de sus pilares económicos.
Y es que la guerra no es sólo bombas, disparos y soldados en el frente, sino que la destrucción va mucho más allá.
LA VIDA DIARIA MÁS ALLÁ DEL FRENTE DE GUERRA
Lourdes Velasco, del departamento de Nacional, ha manifestado que ella puso también el foco en contar como es la la vida de diaria de los ucranianos bajo las bombas: la compra diaria en el supermercado, la fiesta para celebrar un boda, las misas diarias, actividades deportivas, actos oficiales con bandas de música para subir el ánimo a una población, etc.
Y es que la vida prosigue bajo los misiles que pueden caer, ha destacado Velasco, que durante su estancia en Ucrania narró, entre otra, crónicas de parejas que contrajeron matrimonio un día antes de marchar el marido a la guerra, de padres que buscaban noticias de sus hijos en el frente de guerra y de familias reconstruyendo sus casas destruidas.
Crónicas que se intercalaron con notas como el asedio de la ciudad de Mariúpol y las calamidades sufridas por los habitantes de Jarkov y otras ciudades de las zonas donde la guerra arreció.
En esa misma línea, Traspaderne narró en sus notas la fortaleza de la población probada por las bombas en Jarkov o en Odesa, pero que intentaba no perder el humor y seguir viviendo.
Los tres han resaltado la importancia del trabajo en equipo para contar lo que sucede en una guerra, para buscar las fuentes y la veracidad, así como la necesidad de echar mano de personal local, como traductores y conductores para poder entenderse con la población y trasladarse de un lugar a otro, la única manera de poder contar la guerra.
Si en algún momento tuvieron miedo, no impidió que mostraran la tragedia. Lo que no pudieron evitar fue la preocupación de sus familiares, pero día a día en los momentos que podían, los tranquilizaban.