Recordar, hacerlo como obligación con las víctimas, para estar junto a ellas y su dolor, y como agradecimiento a todos los que se volcaron para ayudar y solidarizarse el jueves 11 de marzo de 2004.
Ese es el objetivo de la exposición ’20 años del 11M. Memoria del dolor y la solidaridad’, organizada por la Fundación y el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo con 67 fotografías de la Agencia EFE, que se ha inaugurado este miércoles en la plaza de la Armería de Madrid, junto al Palacio Real.
Recordar porque «no podemos olvidarlo», ha dicho el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha presidido el acto celebrado en la Galería de las Colecciones Reales y en el que ha insistido en combatir ese mecanismo de protección de nuestra memoria que borra los recuerdos dolorosos.
Las fotografías, seleccionadas por las periodistas de EFE Laura Camacho y Sagrario Ortega de entre las más de 25.000 que conserva el fondo documental de la agencia relacionadas con el 11M, son, según Marlaska, «un valiosísimo soporte para rellenar los agujeros de nuestra memoria».
Recordar a las 193 personas muertas (192 en los trenes y una en Leganés) y a los más de 2.000 heridos, a sus familias, a sus amigos… es imprescindible, ha insistido el ministro, para «proteger y dignificar su recuerdo».
Marlaska ha agradecido el cariño con el que Camacho y Ortega han hecho la selección de la muestra y «la mirada limpia» con la que las dos periodistas de la Agencia EFE han acometido ese ejercicio de memoria que ha calificado de obligación para los poderes públicos y para la ciudadanía en general.
Recordar las imágenes de los trenes desvencijados para no olvidar la magnitud de la barbarie; recordar los rostros y sentir con ellos el dolor, volver a preguntarse ¿por qué?.
Y es que las víctimas son el centro y las protagonistas de esta exposición, porque son «el símbolo de nuestra democracia», como ha dicho en su intervención Juan Francisco Benito, el nuevo presidente de la Federación de Víctimas del Terrorismo (FVT) y, sobre todo, padre de Rodolfo, asesinado ese jueves de hace 20 años. «Recordar es un deber», ha insistido.
Recordar también a cientos de personas saturando en pocas horas los puestos de donación de sangre; recordar a los bomberos, los policías, el personal sanitario, los psicólogos, los taxistas, los conductores de autobús o a los que cogieron la mano de algunos de los heridos más graves y les acompañaron en las estaciones en sus últimos momentos de vida.
Madrid dio entonces una lección de solidaridad pero, como ha recordado Sagrario Ortega, «el 11M no se quedó en Madrid». El cariño llegaba desde toda España y desde otros países en forma de manifestaciones, de mensajes, de velas encendidas en las calles, o de formas más concretas, como esa foto del helicóptero a punto de aterrizar con sangre donada en Santiago de Compostela.
Recordar también la investigación policial, el juicio, la comisión del Congreso, el terrorismo yihadista… los ocho bloques en los que se divide la exposición contextualizan los atentados en todos esos aspectos.
Como cierre, la muestra incluye un In Memoriam con los nombres de los 193 asesinados para quienes está concebida. «Un homenaje -ha dicho Laura Camacho-, a las víctimas y a esas tres palabras que siempre repiten y que hoy hacemos nuestras: «Memoria, Dignidad y Justicia».
Esta exposición es uno de los primeros actos que Madrid acogerá para conmemorar los atentados del 11M y el Día Europeo en Memoria de las Víctimas del Terrorismo; podrá verse hasta el 21 de marzo en la plaza de la Armería y entre el 8 y el 31 en la sala Maruja Mallo; después viajará a Vitoria.