Más de 20 años en la profesión -que se bebe a sorbos-, portadas de diarios de todo el mundo y un convencimiento de que una buena foto es una suma de un 33 por ciento de experiencia, esperar el momento justo y la casualidad, además de un uno por ciento de suerte, le han hecho merecedor, entre otras razones, de ser finalista de los Sony World Photography Awards en el apartado de arquitectura y diseño en la categoría profesional.

Otras son su calidad y categoría profesional, que Miguel Gutiérrez transmite como coordinador gráfico en la delegación de la Agencia EFE en Venezuela, y que le llevaron en abril de 2022 ir a cubrir el conflicto en Ucrania donde hizo una serie de fotos de ventanas de hogares, entre la belleza y el horror, que no necesitan texto, juntas conforman una historia en sí misma, que publicó en su portada el periódico colombiano El Tiempo y que, desde entonces, no han parado de darle una alegría tras otra, como ser finalista de estos relevantes galardones.

Unos premios creados por la Organización Mundial de Fotografía, que se han celebrado durante 15 años en las categorías: Profesional, Abierta, Juvenil y Estudiantil, y cuyos ganadores se conocerán el próximo 13 de abril.

Fotografía de la ventana de una casa afectada por proyectiles, el 16 de abril de 2022, en Cherniguiv (Ucrania). EFE/ Miguel Gutiérrez

Fotografía de la ventana de una casa afectada por proyectiles, el 16 de abril de 2022, en Cherniguiv (Ucrania). EFE/ Miguel Gutiérrez

Lo estético de la imagen no mina lo informativo. “Las miradas alternativas para contar una noticia son válidas”

 

En conversación con EFE, Gutiérrez señala que ser finalista de estos galardones es una muestra de que las “miradas alternativas para contar una noticia son válidas. Puede parecer tonto, pero lo estético de la imagen no mina lo informativo. Es cuestión de ver lo que acontece de una manera distinta. En EFE he tenido la libertad suficiente para contar historias solamente con fotografías, lo que indica que en nuestra casa estamos bien encaminados”.

Además, cree que cada vez que su nombre está ligado a un galardón como finalista o ganador le “llama a una mayor responsabilidad”, con la gente y consigo mismo.

“Los trabajos que han sido reconocidos son producto de planificación y trabajo, pues es importante mantener el nivel de exigencia”, asegura.

Para Gutiérrez, recientemente entrevistado por el periódico británico dominical “The Observer” y el diario “The Guardian”, la serie de diez fotografías de ventanas en varias casas en Ucrania significaba “darle el poder al espectador de transportarse a un hogar ucraniano simple y cotidiano” y que “pueda extrapolar su realidad a esta, usando algo en común que casi todos tenemos en nuestras casas: unas ventanas”.

“La fotografía nos da el beneficio de contar historias que con palabras pueden quedarse cortas. Hay bulos de información y existen personas que creen que esto en Ucrania es una mentira”, afirma a EFE Gutiérrez, periodista de formación y que estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Santa Rosa, en Caracas, aunque a mitad de carrera se topó con el dilema de no saber qué especialización tomar, algo que dilucidaron las prácticas (Radio, TV, Fotografía) para decantarse por lo que es su forma de comunicar actualmente.

Fotografía de la ventana de una casa afectada por proyectiles, el 6 de mayo de 2022, Kiev (Ucrania). EFE/ Miguel Gutiérrez

Fotografía de la ventana de una casa afectada por proyectiles, el 6 de mayo de 2022, Kiev (Ucrania). EFE/ Miguel Gutiérrez

Sensible en todos sus trabajos, explica que una casa “representa esfuerzo, trabajo, un objetivo logrado, un lugar común en el que refugiarse y vivir. Acá, que en cuestión de minutos todo el esfuerzo se vea destruido por decisiones ajenas, me parece una salvajada. No importa cuál sea tu contexto, una casa es la representación más tangible del hogar. Y así, como los hogares de estas estas fotografías, existen cientos de sueños destruidos y familias rotas que no merecían vivir esta situación”.

También nos explica la ausencia de personas en las imágenes de la serie: “la razón es que la persona que vea la foto pueda sentirse en ese lugar. Qué se detenga a observar cada detalle de esos espacios. Qué pueda conectar con lo que hay dentro y fuera de cada ventana. Qué sienta por un instante lo difícil que es la guerra”.

Un conflicto al que fue porque “registrar una guerra en esta década era casi impensable. Creíamos que la humanidad ahora era más consciente de su historia, la cual ha sido muchas veces desdibujada por conflictos de este nivel. También era impensable una guerra en Europa. Estamos acostumbrados a que estas situaciones se dan en países en vías de desarrollo. Se rompen los paradigmas”.

Y nunca mejor dicho “impulsó”, ya que reconoce que fue ese ímpetu combinado con una evaluación pensada, la que también le llevó a viajar hasta Ucrania.

“Hay algo que muchos fotoperiodistas tenemos en común: ir en el sentido contrario al que la gente huye, el olfato fotográfico nos hace ir a donde todo se está desarrollando. También es cierto que al estar en condiciones extraordinarias, se debe manejar con cautela hacia dónde se va”, subraya.

Sobre su experiencia allí, detalla que fue el hecho de que pese “a la barrera del idioma, la condición humana nos conecta. Dolor, frustración, resiliencia, fuerza, alegría, rabia son sentimientos que podemos sentir y entender en cualquier contexto. Ucrania después de un año sigue sorteando el ataque de una potencia mundial y aún no sabemos cómo terminará todo esto, pero podemos entender que no debe seguir”.

Pero Gutiérrez, también reconoce que en el que ha sido su primer conflicto bélico, informativamente hablando, sintió miedo “pero he aprendido a manejarlo” y es que la “soberbia no es buena compañera, y menos en coberturas de este tipo. Se sabe controlar esa emoción por experiencias de otras coberturas”.

En cuanto a uno de los aspectos más difíciles sobre el terreno, indica que fue “enfrentar con rigor un acontecimiento tan grande, en el que todo el mundo, literalmente, está atento. No es algo localizado, es un conflicto internacional donde actores importantes toman decisiones que afectan la vida completa de una nación e incluso un continente”.

“El gobierno nacional afirma que estamos en una guerra económica, incluso han afirmado que estamos en una guerra “memística”, de memes, pero la verdadera guerra que acá acontece es la que viven miles de personas que tratan de llevar una vida normal pese a la crisis que han vivido durante años. Migraciones, delincuencia, sanciones, escasez de alimentos, economía inestable, precariedad en servicios públicos y médicos… nada distinto a las consecuencias que deja una guerra real”, remarca.

En su cotidianeidad aplica la máxima de que el periodismo es “el primer borrador de la historia, y al hacer periodismo gráfico, pienso que dejo testimonio visual de lo acontecido. Una imagen queda grabada en la memoria, no hay manera de borrarla”.

Y mientras tanto, sigue pensando en “temas propios, que puedan complementarse en equipo. Propongo temas que puedan desarrollarse, sin ir condicionado al campo, pero sí con ideas concretas que me gustaría contar. Sin embargo, también voy con la mente abierta para ver más allá de lo evidente. Salirse del marco” y para ello usa las cámaras que le “proporciona la agencia. DSRL y una amplia variedad de objetivos. Incluso el teléfono móvil, de gran utilidad en zonas en las que el periodismo es incómodo para las autoridades”.

Excelencia fotoperiodística, así es Miguel Gutiérrez.

Galería de las 10 fotos seleccionadas en los Sony World Photography Awards

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