Inés Amarelo
Con una enorme sensibilidad, la fotógrafa de EFE en México Sáshenka Gutiérrez retrató la historia de su amiga Sandra Monroy, quien le abrió las puertas de su casa para contar su batalla contra el cáncer de mama y una mastectomía bilateral.
El reportaje fotográfico, acompañado por el texto de Cristina Sánchez, ha tenido un enorme impacto en importantes medios como El País o El Universal, publicando la serie de imágenes.
En el mes dedicado a la sensibilización sobre esta enfermedad, la colección de fotos permite ver “el dolor y el amor” del proceso, tal y como nos cuenta Sáshenka.
“Ha sido un trabajo que me ha puesto muy chípil (emotiva), ha tocado muchas fibras sensibles en mí. La foto donde Sandra se descubre (el torso) por primera vez fue un momento muy fuerte, pero muy bonito, por verla tan llena de amor y ver cómo ha renacido”, compartió Gutiérrez.
La imagen en cuestión ocupó la portada en papel del diario mexicano El Universal, uno de los de mayor tirada, llegó a muchos otros medios y se viralizó en las redes sociales.
Muestra a Sandra en el momento en el que le retiran las vendas tres días después de su operación y, acompañada de su madre y de su amiga Gina, se observa por primera vez sin senos.
Y frente a ella estaba Sáshenka, retratando el rostro descolocado de su amiga a la vez que sentía profundas ganas de echarse a llorar.
“Cuando le empezaron a quitar las vendas mi cuerpo se empezó a erizar y sentí un hormigueo. Tenía ganas de llorar, pero también de hacer las fotos”, confiesa la fotógrafa.
“Fue como verla salir de un capullo”, continua.
El amor que observó a lo largo de los tres meses que tomó las fotos a Sandra se reflejan en las imágenes, profundamente íntimas, cercanas y humanas. Fotografías de un momento que muchas mujeres viven pero pocas comparten, y que Sáshenka trató desde el respeto y la admiración.
PARA QUE TODAS LLEGUEMOS A TIEMPO
La serie de fotografías repasa las vivencias de Sandra desde que se despidió de sus senos hasta la actualidad, en la que convive, con aplomo pero también dificultades, con su nuevo cuerpo.
“Lo que más le importa (a Sandra) es que todas lleguemos a tiempo” al diagnóstico, compartió Gutiérrez.
Ambas se conocieron durante la pandemia y no pudieron apenas verse debido a la cuarentena, pero su amistad fue creciendo a través de llamadas y mensajes. Tanto que cuando Sandra se encontró un bulto en una mama, se lo compartió a Sáshenka.
Estaban confiadas en que no sería nada malo, pero lo fue.
Y Sáshenka le propuso hacerle primero unas fotografías para despedirse de sus senos, algo que Sandra aceptó y le sirvió de terapia.
Posteriormente, acordaron documentar todo proceso. “Me dio toda su confianza”, explica Gutiérrez agradecida.
Tras ser portada en El Universal y replicada centenares de veces en redes sociales, Sáshenka se acercó a casa de su amiga con un ejemplar del periódico bajo el brazo. Se abrazaron y lloraron.
“No podemos seguir ignorando lo que está pasando, esto lo aprendí con Sandra. Muchas mujeres se mueren de cáncer de mama o llegan a cáncer terminal porque no lo quieren ver, porque tienen miedo de tocarse o temen que al escuchar la palabra cáncer vayan a morir”, sentencia Gutiérrez.
“Hay que contar lo que está pasando por más fuerte o por más dolorosa que sea la imagen, porque está sucediendo”, concluye la fotoperiodista, con una larga trayectoria profesional.